La incontinencia urinaria de esfuerzo es una de las más habituales y, por ello, es uno de los tratamientos en los que más se ha investigado a lo largo de los años. Hoy en día, diferentes innovaciones han permitido reducir las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos invasivos para combatir este tipo de incontinencia.

Tradicionalmente, los elementos quirúrgicos que se usaban para tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo se basaban en mallas, en tejidos no biológicas, es decir, cuerpos extraños. Se trata de unas pequeñas mallas de polipropileno que se introducen por debajo de la uretra para que se sustente. El problema es que, mientras nuestro cuerpo va evolucionando y cambiando a lo largo de los años, esa malla se queda siempre ahí, de la misma forma.

Actualmente se están desarrollando nuevas técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas que tienen muy buenos resultados. Por ejemplo, mallas biológicas que se incorporan muchísimo mejor al cuerpo, producen menos rechazos, muchos menos dolores y siempre son mas fáciles de manejar que las mallas de polipropileno.

Tipos de mallas biológicas para tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo

Existen dos tipos de mallas biológicas: las que proceden de animales y las que proceden de un cadáver. Esta última es una innovación reciente y consiste en extraer fascia lata, tejido que da recubrimiento a los músculos. Es un tejido bastante fuerte y sirve como ligamento para sustentar la uretra cuando hacemos esfuerzo. Además, repone un ligamento que se ha lesionado con los años, el ligamento puvelateral, para que no se escape la orina.

Mallas biológicas

Las mallas biológicas se adaptan mejor al cuerpo y hay menos complicaciones relacionadas con la intolerancia a la malla, que el propio cuerpo la rechace o que se produzca una erosión de la vagina por la propia malla.

Y es que, en el caso de los tejidos no biológicos, muchas veces, el cuerpo no lo reconoce como propio y la malla va buscando su propio camino. Puede aparecer en la vagina, como una extrusión. Incluso, desafortunados casos esa malla en lugar de ir hacia afuera va a hacia dentro y acaba perforando la vejiga.

Cuándo implantar la malla biológica

Estos implantes se realizan en personas que pueden tener una esperanza de vida aún de 20, 30 o incluso 40 años. Y es que a pesar de que la malla de tejidos plásticos pueda dar un buen resultado a corto plazo, con los años puede resultar contraproducente. La malla biológica se incorpora mucho mejor a los tejidos de una forma mucho más natural.

Pese a todo, no siempre la intervención quirúrgica es la opción escogida para tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo. Dependerá de múltiples factores, entre ellos, la causa de esa incontinencia.

La incontinencia urinaria de esfuerzo. Causas frecuentes

La incontinencia urinaria por esfuerzo es muy frecuente. Habitualmente, se relaciona con la incontinencia que aparece después de los partos. La mayoría de estos casos se resuelven el primer o segundo año. Pero otras muchas veces se mantiene en el tiempo y reaparece. Y es que una vez se ha producido una lesión en los tejidos, conforme pasan los años, esos tejidos ceden y causan la incontinencia de esfuerzo.

Pero hay más circunstancias que lo pueden producir: el estreñimiento crónico, el sobrepeso, ejercicios de impacto que van a aumentar la presión sobre ese ligamento y van a lesionarlo, bien a elongarlo o bien a fracturarlo.

Estreñimiento crónico causa de la incontinencia urinaria por esfuerzo

Una persona que padece un estreñimiento crónico hace muchísimo esfuerzo para orinar y hace mini partos cada vez que va a hacer de vientre.

Y eso, un día tras otro a lo largo de la vida va produciendo una lesión en los órganos que sustentan el suelo pélvico, causando laxitud y favoreciendo la pérdida de orina.

La obesidad causa de la incontinencia urinaria por esfuerzo

También la obesidad es un factor de riesgo a la hora de sufrir incontinencia urinaria. En este caso, el suelo pélvico está sometido a una carga y esa carga a lo largo de los años puede producir una lesión.

Ejercicio físico de alto impacto causa de incontinencia urinaria de esfuerzo

El ejercicio físico de alto impacto como el running o los saltos, o bien deportes como el baloncesto o balonmano puede provocar incontinencia urinaria de esfuerzo.

Cada vez que se produce un salto el suelo pélvico recibe un impacto para el que no está preparado y eso, a lo largo de la vida, repetidamente, produce una laxitud, una lesión de ligamentos que van a favorecer la incontinencia.

Formas de prevenir la incontinencia urinaria de esfuerzo

Lo más importante para la tratar la incontinencia urinaria es prevenir. Para ello, lo primero es tener unos hábitos de vida que vayan en contra de las lesiones del suelo pélvico.

Deberíamos, por tanto, tratar de evitar el estreñimiento y la obesidad y, si realizamos ejercicio o deporte de alto impacto, aprender a amortiguar las caídas para de tal forma que, al caer, el suelo pélvico se contraiga y se minimice ese impacto.

Ejercicios Kegel

También podemos ejercitar la musculatura para que tenga más fortaleza y el impacto sobre el suelo pélvico cause menor daño. Esos son los ejercicios de Kegel que son la base del tratamiento de cualquier tipología del suelo pélvico porque van a mejorar todas las enfermedades al dar un sostén y una mejor vascularización y sujeción a la musculatura.

Los ejercicios de Kegel habituales son aquellos que se realizan como si estuviéramos apretando el suelo pélvico hacia adentro para evitar que se nos escape la orina o se nos escapen las heces. Eso va a favorecer la continencia.

Desventaja ejercicios de Kegel

El hándicap que tienen estos ejercicios es que requieren que se realicen durante muchísimo tiempo y muchísimas veces para fortalecer realmente la musculatura. Para que te hagas una idea, para fortalecer el suelo pélvico con estos ejercicios, deberíamos realizarlos con la misma frecuencia que las visitas al gimnasio para mantener definidos otros músculos como las abdominales o los bíceps. Y eso, durante toda la vida. Lo cierto es que la mayoría de las personas no tenemos esa constancia.

Alternativas a los ejercicios de Kegel

Afortunadamente, existen alternativas a este tipo de ejercicios como es la electroestimulación. Con ella se introducen unos conos en la vagina o en el ano y se produce una estimulación que contrae la musculatura.

Magnoterapia

Más novedosos son los nuevos tratamientos basados en magnoterapia, como el método Emsella, que consiste en sentarte en un sillón que produce un estímulo magnético que rehabilita el suelo pélvico y lo eleva. Ese estímulo magnético fortalece toda la musculatura, regenera tejidos y aporta sostén. Son seis u ocho sesiones que con el paso de los años se pueden repetir. Se trata de un tratamiento muy cómodo porque evita la realización de ejercicios y la manipulación del suelo pélvico para realizarlos, así como la introducción de instrumentos.

Lo más importante no es solamente cómo funciona este aparato, sino la indicación de la técnica porque no todos los pacientes son candidatos ya que hay incontinencias urinarias muy severas que este tipo de tratamiento no puede solucionar por completo.

Este tipo de tratamientos basados en la magnoterapia están dirigidos, sobre todo, a incontinencias de esfuerzo leves y moderadas o a pequeños prolapsos y dolores pélvicos.

Radiofrecuencia

A veces no es suficiente solo con este tipo de tratamiento, sino que hay que unir estímulos diferentes para conseguir el objetivo deseado. Por ejemplo, la radiofrecuencia, sumada al efecto de la magnoterapia, produce un estímulo para la regeneración de vasos y tejido nervioso. Igual que las ondas de choque o el láser.

¿Es más frecuente en hombres o en mujeres?

La incontinencia urinaria de esfuerzo es mucho más frecuente en mujeres que en hombres. En hombres es menos frecuente y de debe a problemas neurológicos. En ese caso, no se cierra el esfínter que cierra la vejiga y entonces se escapa la orina.

Más frecuentes son los pacientes que se han sometido a tratamientos urológicos, ya sea Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) o por la cirugía radical de cáncer de próstata. En este tipo de pacientes sí que tenemos la opción del tratamiento magnético. Este tratamiento recupera las incontinencias leves y moderadas y, si con esto no es suficiente, también existe la alternativa de colocar mallas, que sustentan el suelo pélvico o, incluso, usar esfínteres artificiales.